
El ser bohemio no se lleva tanto en el estilo de vida como en el corazón. El amor por la vida es lo que le confiere a uno esos aspectos románticos, libres de espíritu, con ganas de hacer mil cosas distintas cada día... de saberse inmensamente felices de abrir los ojos cada mañana, de sentir el sol del mediodía en la piel y respirar la brisa fresca del atardecer, sintiendo incluso cierta nostalgia, no tanto de lo que se tuvo sino de lo que se anhela tener.
En mi caso, aunque la vida diaria me impida ser esa bohemia que llevo en mi interior, sé que ahí está, dentro de mí, regalándome esos pequeños momentos que me recuerdan que no soy una máquina... sino un corazón salvaje que late con toda la fuerza y pasión de la que es capaz.
Y aquí estamos... de vuelta. Descodificada... intentando no dejar de sentir, de ser, de existir.
Dicen por ahí que todas las experiencias te han aportado algo que te hacen ser lo que eres en este momento. Espero poder sentirme feliz muy pronto de todo lo vivido.
Este corazón bohemio sigue latiendo, a veces a la fuerza, a veces con todas las ganas... anhelando esos nuevos días de Bohemia y esas nuevas noches de paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario